2008
Tras su período en la clínica de Perfetti, Valerio regresó a Roma, su ciudad natal, y abrió el Centro Fisioterapia Roma. Allí continuó tratando a pacientes con ictus mediante el enfoque neurocognitivo.
Pero algo había cambiado.
Valerio ya no aceptaba que los familiares de los pacientes esperaran en la sala de espera.
Comenzó a involucrarlos activamente. Les enseñaba ejercicios simples, observaba sus reacciones, los hacía partícipes. Esos ejercicios, aunque elementales, tenían el poder de extender la rehabilitación más allá de la clínica, hacia la vida cotidiana, el hogar y los gestos de cada día.
Pronto, pacientes de toda Italia comenzaron a acudir a su centro. No solo por la terapia, sino por su enfoque humano, profundo y relacional.