La marcha del segador viene definida como el comportamiento característico que tienen los pacientes hemipléjicos al caminar.
Si se te ha presentado la ocasión de observar un paso del segador (y ya que te encuentras en esta página, creo que lo debes tener presente), habrás notado el motivo de esta denominación, de hecho, la pierna pléjica al momento de la oscilación hacia adelante, efectúa una trayectoria que parece evocar el movimiento de la hoz sobre el grano.
Aclaro que personalmente no amo el término de “marcha del segador” ya que lo considero deshumanizante, junto a muchas otras terminologías empleadas en rehabilitación.
La marcha del segador es una de las señales distintivas de un accidente cerebro vascular que acomuna al paciente hemipléjico derecho y al paciente hemipléjico izquierdo y en un análisis superficial puede ser atribuida a la hipertonia y a la espasticidad muscular; en realidad la marcha del segador es el resultado de las dificultades cognitivas y de percepción que sufre el paciente hemipléjico luego de la lesión cerebral. El comportamiento de la pierna durante la marcha del segador implica la falta de flexión de la rodilla y del tobillo, este último se encuentra además rotado hacia el exterior lo cual produce que el apoyo del pie en el suelo ocurra con su borde lateral. En la marcha del segador la pierna se usa como un verdadero “pilar” rígido, levantado y hecho avanzar con el movimiento de todo el costado.
La marcha del segador es el resultado de una planificación terapéutica que no respeta los tiempos naturales de recuperación, de hecho, presionar al paciente para caminar prematuramente, cuando aún no han sido creados los presupuestos fundamentales para la deambulación, resulta en la creación de inevitables compensaciones y molestias secundarias como la hipertonia.
Lamentablemente esta tendencia se desarrolla en las mismas clínicas para la rehabilitación de accidentes cerebro vasculares ya que teniendo poco tiempo a disposición, priorizan una recuperación de cantidad para obtener una efímera autonomía del paciente.
Esta es la versión “diplomática”, ya que, en realidad, desafortunadamente aun teniendo mucho tiempo a disposición, se propone en todo caso un plan de tratamiento que tiene como resultado la marcha del segador.
De hecho, se encuentra difundida la idea de que la espasticidad de los miembros puede ser un recurso del paciente hemipléjico porque puede revelarse como instrumento para mantenerse de pie y moverse…
En realidad, creo que pensando de esta forma no se toma en cuenta el verdadero problema del derrame cerebral.
En primer lugar, después de un ACV, en la mayoría de los casos se manifiesta una paresia casi completa de la mitad del cuerpo (hemiplejia), por el fenómeno de la diasquisis que pone a descansar a la mayor parte de los circuitos nerviosos.
Tales circuitos se liberan de su estado de inhibición gradualmente si se somete al paciente a experiencias graduales que involucren también la reactivación de los procesos cognitivos que obviamente se encuentran afectados a causa de una lesión cerebral. Por lo tanto, la marcha del segador es una de las consecuencias del ACV que puede y debe ser evitada y no una característica del paciente hemipléjico que esté necesariamente destinada a manifestarse.
Para involucrar a los procesos cognitivos durante los ejercicios para la recuperación de un ACV, quiero decir que debe ser recuperada también la atención y la percepción, ya que son aspectos fundamentales para la organización del movimiento.
Pongamos el ejemplo del paciente hemipléjico izquierdo, que con toda probabilidad presentará dificultades para prestar atención a la parte izquierda del cuerpo (neglect), serán claras sus dificultades para organizar el movimiento de su extremidad inferior, adicionalmente si tomamos en cuenta la función de la extremidad inferior, que es la de gobernar la distancia entre el cuerpo y el suelo y el juego de presiones que se manifiestan durante la carga, con los probables trastornos de la sensibilidad, intuimos fácilmente que, forzar la caminata sin incidir sobre estos requisitorios no puede producir otra cosa que no sea una función alterada de la marcha y por ende, la marcha de segador e hipertonia.
Podemos hacer el mismo ejemplo con respecto al paciente hemipléjico derecho, quien muy probablemente presentará Apraxia o signos apráxicos, que en resumen generan dificultades para comprender la función de las diferentes partes del cuerpo y para organizarlas, orientarlas y relacionarlas adecuadamente en el espacio.
Los ejercicios del Método Perfetti han resultado eficaces para la recuperación de la marcha del segador y sobre todo para evitar dicho defecto, de hecho recurrir a la atención del paciente es una constante en los ejercicios, no por casualidad se realizan casi exclusivamente con los ojos cerrados, además están dirigidos a mejorar la sensibilidad y las capacidades del paciente hemipléjico para Re-construir a través de su cuerpo, las informaciones correctas para una correcta ejecución del movimiento.
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Dr. Valerio Sarmati, CEO de Stroke Therapy Revolution y Director de la Academia Neurocognitive Academi, Profesor de Rehabilitación Neurotraumatologica a la Licenciatura Y Maestria de fisioterapia.